Las cartas que felizmente he preservado en el subterráneo de mi casa están ahora en orden cronológico. Empezaré a incluir también las cartas de mi padre, aunque considero que son más aburridas que las de mi madre. Me gusta imaginar que las cartas son de alguna importancia porque forman el relato de una familia durante un período crítico en la historia de Chile. Son cartas personales, pero que hablan, cuentan, de unos años turbulentos, inciertos en la historia de Chile.
Está exploración hacia el pasado me está resultando interesante porque de alguna manera es también mi herencia, mi memoria y siento que me ayuda a encontrar un puerto, o varios puertos y ciudades, casas que un día habité, que fueron mías. Creo que las notas las extenderé hasta los años 90, cuando llega Aylwin a la presidencia de Chile. Es memoria cruda, y para alguien que no vivió esos años pueden resultarle también interesantes.
Noto que poco a poco empiezo a dilucidar que estas notas ya no se relacionan con la “herencia” y más bien tocan y se acercan a la memoria y la autobiografía, que de alguna manera es otra cara de la herencia. Los títulos anteriores me han traído suerte, pero en esta nota y las siguientes, lo cambié y los cambiaré a otro que refleja mejor lo que sucede, lo que se está formando en estos textos, que es una especie de híbrido entre la autobiografía y la memoria, una “auto-memoria”. Un termino ya establecido y que ya se usa mucho es la “autoficción” porque cuando uno recuerda ya se entra un poco en ese territorio, el de la ficción, donde cada uno “recuerda” como puede, con muchos vacíos e imperfecciones. No me gusta ese termino porque da la impresión que uno está “inventando”, pero lo usaré de todos modos porque ya está bien establecido. El escritor Karl Ove Knausgaard es un buen ejemplo.
Las notas siguientes, o esta “autoficción”, me está ayudando a encontrar, a redescubrir un objetivo, que podría ser la historia de mi familia durante años turbulentos, movidos, rodeados de incertidumbre y de pantanos, y también de grandes luces, como cuando llega un conocido, un amigo de mi padre, a ocupar la presidencia del país.
Los libros de historia muchas veces usan un lenguaje académico que me entusiasma poco, y que personalmente me adormece, pero con las cartas me ocurre algo distinto, porque tienen un lenguaje coloquial, fácil de seguir y que nos muestran “la temperatura de la calle”, como dice un amigo, y que en este caso particular florecen adentro de una familia inserta en un momento histórico importante. Son cartas que no tratan de impresionar a nadie, y que tampoco tratan de fortalecer una tesis particular sobre la historia chilena reciente. Son simplemente cartas, y en ese sentido acarrean autenticidad, y se presentan sin una agenda ideológica preconcebida (pese al claro tinte político de mis padres en ese entonces). Y esa, quizás, sea la principal debilidad de estos textos, en que por ser la historia de una familia, es un relato parcial y personal, y donde no se presentan otros puntos de vista sobre lo que ocurría en Chile en ese entonces; es simplemente la versión de mis padres, presentada por ellos y bajo su prisma particular y muy parcial, esa es su principal debilidad. En esos años, por ejemplo, se golpeaban cacerolas como protesta a Pinochet. Y es así como mi madre nos comenta: “Nosotros no salimos en todo el día. Sólo tocamos cacerolas de 8 a 9, y creo que en este barrio empezamos nosotros y siguió toda la gente desde el patio interior, por supuesto. Asomarse a la ventana era escuchar a todo Santiago tocando cacerolas….a nosotros se nos abollaron las tapas de tanto golpear. Juan gozaba y todos en general. Ese día no se compró nada….”
En las cartas, mi madre, también habla sobre asuntos más mundanos. De manera divertida, por ejemplo, nos dice lo que ella ve al observar a mi papá cuando celebraba el día del padre: “El domingo Juan tuvo una parrillada por el día del padre…comía tanto que tuve miedo de que estallara, devoró dos largos chorizos, una vienesa, tres chuletas de chancho, prietas, y quizás algo más porque preferí no mirarlo por si reventaba.”
También nos presenta anécdotas divertidas que con el paso de los años se olvidan. En esos días había llegado mi hermano Gonzalo con Anita de los Estados Unidos. Por un tiempo, y mientras buscaban trabajo y se ubicaban, vivieron en la casa de mis padres. Resulta divertido recordar que mi hermano Gonzalo le agregó un cerrojo a su cuarto para que no los molestaran. Mi madre escribe que “fue una buena idea arreglarles la pieza grande donde están más independientes (aunque tengo que tratar mucho para que Juan no se vaya a meter mucho allá). Le puse un aparato para que se cierre sola la puerta y Gonzalito le agregó llave….” Y para qué decir la famosa chimenea que teníamos en esa casa. Probablemente nunca nadie limpió el conducto y por eso nunca funcionó y cuando la usábamos volvíamos a “re-descubrir” que llenaba todo el primer piso de la casa con un humo negro y espeso….. algo que nunca corregimos (como la pata de una mesa, ubicada en el comedor de nuestra casa).
En las cartas también se menciona un texto que les mandé a mis padres en ese tiempo, donde explicaba lo que estaba haciendo en el laboratorio del profesor Yeager. Recuerdo que estaba de visita en Chile por unas cortas vacaciones de fin de año -que fueron siempre apuradas, cortas de tiempo- cuando de sopetón llegué a sentarme en esa mesa de escritores donde Martín Cerda, ensayista, oficiaba de maestro. El era un tipo simpático, inteligente, y que gozaba de una breve fama porque había publicado recientemente un libro que trataba sobre la historia del ensayo, desde sus orígenes hasta el día de hoy (La Palabra Quebrada: ensayo sobre el ensayo). En el libro se había dado el trabajo de estudiar a todos los filósofos para después hablar de ellos y explicarlos desde el punto de vista del ensayo. Lo que más recuerdo de él es que fumaba como si el mundo se le fuera a terminar en pocas horas. Yo había recién llegado de USA y me los encontré en la casa de mis padres participando de un Taller Literario que él dictaba. Cuando entré al comedor estaban todos sentados en nuestra permanente mesa coja, una mesa de madera que tuvo una pata quebrada prácticamente desde que la compramos, pero que la apuntalábamos con una solución temporal que pasó a ser permanente: una caja de bebidas, o más precisamente una caja de Coca-Cola. Mi madre, al verme entrar, contenta me invitó a que me sentara y me presentó frente a su grupo. Leyeron algunos textos y al poco rato me invitaron a que leyera algo propio. Habría preferido compartir ese relato con el que se identificó mi padre y que mencioné en la nota anterior, donde el protagonista, ya anciano, se meaba y perdía el juicio perdido entre los laberintos de una casa parecida a la nuestra. Pero no encontramos el texto por ninguna parte. Fue ahí cuando mi madre mencionó ese escrito inofensivo donde nadie se meaba y donde yo hablaba de mi Tesis, o sobre lo que hacía en el laboratorio de Yeager. Fue lindo comprobar la generosidad y paciencia de Martín Cerda al aceptar ese texto donde no había ningún drama, nadie se reía o sufría, y donde simplemente trataba de explicar cómo la molécula de oxígeno se transformaba en agua al sentarse o al entrar en contacto con el centro de unas moléculas planas y adsorbidas sobre la superficie de un electrodo. En el texto nadie engañaba a nadie, nadie tomaba trago, o se traicionaban, es decir no había drama, y todo estaba más o menos claro y consistente (¿como en los ensayos?). Pero como escribía más arriba, Martín Cerda escuchó con generosidad el texto y me dijo que estaba bien escrito, que se entendía, que era bueno, y que ese era un “paper”, ¿cierto, Cristián? Parece que le dije que sí, y le di las gracias mientras él aplastaba un cigarrillo sobre un cenicero de cristal, esos que ya nadie usa. Pero sentí grandes deseos de salir corriendo, perderme, porque me habría gustado leer otro texto, con melodrama, real o de ficción, daba lo mismo, pero más calamitoso. Al poco rato llegó mi padre y algo se encaminó hacia esos territorios cuando mi madre, después de presentarlo, no pudo dejar de preguntarle sobre el número de pacientes que había operado ese día, ¿a cuantos operaste hoy, Juan? Era la pregunta que uno le haría a un Superman, o un Batman que se disfrazaba de médico. Todos nos quedamos esperando su respuesta en silencio. No supe donde esconderme y lo miré fijamente. ¿Se las dará de Superman, el pobre, pensé? ¿Nos dejará a todos callados, transformados en cenizas, con una cifra estratosférica de operaciones al cerebro? Pero no, no hizo nada de eso, simplemente se quedó callado, serio, me miró con extrañeza, posó su mano sobre mi hombro y después miró hacia las paredes. ¿Qué habrá visto en las paredes? ¿A quién habrá visto o recordado en las paredes? Tampoco recuerdo su respuesta, nada de lo que pudo haber dicho, pero no importa, me gustó lo que hizo o lo poco que hizo, porque no se disfrazó de Batman, no se disfrazó de Superman, dejó el disfraz a un lado y más bien se asemejó a un escolar de liceo copiando en un examen, haciéndonos trampa.
Pero aquí van las cartas, aquí va la “autoficción”. Las dos primeras son de mi padre, y la última de mi mamá, y donde al final menciona una lluvia que duró tres días seguidos. ¿Ocurre algo parecido ahora en Santiago, esas lluvias largas?:
Santiago, Mayo 20 de 1983
Querido Cristiancito:
Muchas gracias por los regalos y las cartas que nos enviaste con José Zagal (mi Profe chileno. Actualmente trabaja en la Universidad de Santiago, en el Departamento de Química). A través de José Zagal y de Gonzalo (hermano), sabemos que estás muy bien. Ojalá el Congreso (en San Francisco) te haya sido útil y vaya aportando experiencia en el manejo de los conocimientos y de su administración en esta civilización occidental. Muchas gracias también por tu llamado telefónico que nos llena de alegría cada vez que oímos tu voz. Cuídate mucho y trata de que no todo sea estudio sino también distraerte y comer bien. Te envío un ejemplar de la revista Hoy, que te dará una idea aproximada de cómo se desarrollan los acontecimientos en Chile. Cuida que esos cupones que te han devuelto de los viajes, que tienen un valor determinado no vayan a pasar de los doce meses, pues después de ese tiempo quedan nulos y sin valor. Trata de aprovechar esas devoluciones de pasajes yendo a algún lugar que te agrade. Hasta a lo mejor te pueden servir como cuota para un viaje a Alemania. Si tienes problemas económicos mándanos decir porque en estos momentos el dólar está aproximadamente a $100.
Sería lindo que en el transcurso de las vacaciones de ustedes, te pusieras de acuerdo con Alberto (hermano mayor que vivía en Alemania), y fueras a verlos por algunos 10 o 15 días. Saca la cuenta cuanta plata necesitas para esto y nosotros te ayudaremos a concretar este proyecto.
Querido Cristiancito, cuídate mucho. Estamos muy orgullosos de ti y deseamos que la vida te brinde lo mejor. Recibe un cariñoso abrazo y beso de la mamá, los hermanos y mío.
Juan
Santiago, Junio 9 de 1983
Querido Cristián
Estamos muy orgullosos de tu última carta y ver tu nombre en la reunión a la cual fue ese Electroquímico europeo. Tú no le das importancia pero para que los gringos te hayan señalado ese trabajo es porque están muy satisfechos de ti. Además es muy reconfortante saber que esto realmente te gusta y que el trabajo que estás realizando no resulta un esfuerzo exagerado. Gonzalo llegó muy bien y contento de haber estado contigo. Estaba feliz de haberte podido dejar la ropa, alguna casi nueva pero inútil para él, porque ha subido de peso. Estamos haciendo los esfuerzos por conseguirle “pega” en Chile, que aunque difícil dada su preparación tiene más posibilidades que el resto de la “legión de cesantes”. Las cosas en Chile están de mal en peor y creo que se están agudizando tanto que pienso van a tener consecuencias políticas. Ojalá que las cosas se hagan pacíficamente y sin violencia y víctimas. El próximo catorce se ha fijado como fecha de protesta pacífica; cuando esta carta llegue a tu poder seguramente ya tu habrás tenido noticias de su resultado.
Un cliente me regaló un pasaje para Europa ida y vuelta y yo lo canjee para la mamá así que probablemente a fines de Junio vaya donde Alberto. Yo estoy trabajando muy bien en Indisa, claro que con las dificultades y limitaciones de iniciar algo nuevo pero que está teniendo mejor éxito que el que se podría imaginar. La Mónica (hermana) y Álvaro (el “Plito”, mi hermano menor) estudiando con mucho interés y éxito.
Me alegro que te haya gustado el envío de la revista Hoy; esta semana también volveré a enviarte otra. Acá el clima está malo, con días nublados y lluviosos. Espero que tú en cambio estés gozando de la primavera. El dólar no ha seguido subiendo y actualmente se cotiza a $94, debido a que aunque su verdadero valor debería ser meas alto, no hay dinero para adquirirlo. Hemos estado muy apenados con el alejamiento del Cardenal como Arzobispo de Santiago. La inmensa mayoría lo quería y lo quiere mucho. Tenemos la esperanza que aunque no sea Arzobispo, al no perder su condición de Cardenal, su influencia sea siempre muy importante. Esto pienso, será verdad tanto más, que a pesar de sus 75 años, está física y especialmente intelectualmente muy bien, diría más, brillante.
Cuídate mucho, trata de pasarlo bien.
Recibe un cariñoso abrazo y beso de la mamá, los hermanos y mío.
Juan
Santiago, 21 de Junio de 1983
Cristiancito amoroso,
Ayer en la mañana desperté con la felicidad de tus cartas (por supuesto que también leí la tarjeta a tu papá, aunque después la volví a pegar. Le conté que se la había abierto). En la noche medio extrañada vi como Juan primero atendía varias leseras, ordenaba su ropa, se acostaba, y luego con una gran cara de satisfacción se daba el lujo de leer tus dos cartas y releerlas para saborearlas más….creo que fue su gran alegría del día…ya se siente un padre de un famoso…gozaba comentando el paseo campestre…el no entender lo que tú investigas…en fin. También yo casi me contagio. No sé por qué a veces pienso que haces esfuerzos por alegrarnos. Es verdad que ahora en Chile el clima síquico se ha empeorado más aún que cuando tú estabas. Lo bueno es que la gente se adapta, como se acostumbra al smog, al humo, el olor de las estufas a parafina, etc. Es un proceso lento (y sólo nos damos cuenta de lo que hemos perdido cuando salimos fuera de Chile), aquí sólo tienen caras alegres los enamorados….si tú oyeras las risas de Gonzalo y Anita…. De Mónica y Pato…de los chiquillos jóvenes en la calle…no saben qué futuro les espera, y sin embargo están contentos. Los más viejos esperamos con serenidad que transcurra la vida. La llegada de Gonzalo y Anita nos ha alegrado. Gonzalo no está tan enfermo como creíamos. Según Juan no tiene ni la mitad de lo mío a su edad, ¡y yo pude tener y cuidar 5 hijos! Por ahora estamos tratando de encontrarle un trabajo, ya sea aquí o fuera de Chile (es importante que no se venda barato). Me gusta mucho la relación que tienen como matrimonio, se han compenetrado, y Anita es tierna y lo entiende, lo quiere sin críticas…eso es importante, ni se arruga ante sus extravagancias. Fue buena idea arreglarles la pieza grande donde están más independientes (aunque tengo que tratar mucho para que Juan no se vaya a meter mucho allá). Le puse un aparato para que se cierre sola la puerta y Gonzalito le agregó llave….es bueno tenerlos aquí (les tenía un poco de miedo), ya no. Cuestión de ser natural y dejarlos vivir como si ese fuera un departamento aparte. Gonzalito ahora se lleva estupendo con Mónica y Álvaro, y Mónica con Anita (esposa de mi hermano Gonzalo. Desgraciadamente fallecida), eso es una tranquilidad. Gonzalo está como más crecido, aunque siempre goza el pollo asado y sobre todo el arroz. Las dos últimas semanas entre Anita y él han ido a las compras de la semana porque les gusta, y además así, siempre les gusta la comida que se dispone…. anoche, por ejemplo, cerca de las once de la noche se hizo una pizza. Hoy Alvarito comentaba que sintió cuando Gonzalo ofrecía pizza, pero tenía tanto sueño que a pesar de la tentación siguió durmiendo.
Juan está verdaderamente contento en la Clínica Indisa, tiene una buena oficina, moderna, y otra para la secretaria. El sábado tuvo que invitar a almorzar al equipo, porque si no lo hace él, los hubiera invitado la mujer de Palma…también yo le venía insistiendo desde hace más de un mes que debía invitarlos con señoras. Por suerte todos despertaron tarde y pude hacer una linda entrada de paltas rellenas, y la Guille preparó un lote de pechugas de pollo imitando las fritas norteamericanas. Ya a las doce Juan estaba lateado de atender gente….pero después se le pasó… fuimos trece en la mesa…todos sentados. Salió bastante bien, con sus pequeños detalles, como cuando se asomó la mujer de Palma a la pieza de las plantas, donde estaban todas las huellas de que Pato había dormido, sin ordenar mucho después ….además estaba lloviendo y todos llegaron empapados y la chimenea llenó de humo la casa…etc, etc (yo me reía por dentro). Aparte del Dr. Palma y su mujer que tienen unos cinco años menos que yo, los demás del equipo tenían papás que se habían casado unos treinta años atrás. Yo esperaba que Mónica y Pato no hubieran querido asistir, y como nadie excepto Juan y yo había tomado desayuno, comieron como chanchitos, desde el aperitivo hasta el final.
Para San Juan nos vamos fuera de Santiago….también hoy, 21, Lucho Pareto (ex diputado) no estará para recibir gente a comer y tomar. El domingo Juan tuvo una parrillada por el día del padre…comía tanto que tuve miedo de que estallara, devoró dos largos chorizos, una vienesa, tres chuletas de chancho, prietas, y quizás algo más porque preferí no mirarlo por si reventaba. Increíble, pero quedó feliz y sano, como un cazador que devora la fiera cazada….Gonzalo tampoco lo hizo mal. Al pobre Pato la Mónica lo atiborró de chuletas…también invité a las dos hermanas, ya Álvaro ahora pololea con la menor, Carola, una colorinita la mitad de dije de Valeria, para mi gusto, pero entiendo a Alvarito, Carola es tipo geisha…le llevó dos veces sándwiches a la escuela, lo mima y es más alegre… (Valeria se había puesto a pololear con un vecino, pero ya peleo). Me ha costado un poco aceptar a la hermanita menor, me trae malas reminiscencias. Es dije la Carola, parece más niña que Valeria. Se ven tan desamparadas estas niñitas….La semana pasada fueron con Álvaro a una parrillada, invitados por Carlitos, el novio de mamá de Valeria y Carola.
Y termino de copuchas para contarte lo que más nos interesa, aunque tú sabes más que nosotros del día de la protesta, en que dicen que casi no había carabineros en la noche y hubo algunos desmanes, harto magnificados. El General habló en cadena nacional, muy, muy molesto por el mal comportamiento de este regimiento que es Chile, y prometió “mano dura”. Ya hay despedidos más de 2800 del cobre, aunque dicen que serán reincorporados los que fueron a la protesta casi obligados…han detenido a Seguel, al que sigue y preventivamente a cinco más. Según ellos podían seguir tomando presos, siempre habrá dirigentes para reemplazos. Hay orden de dar las menos noticias posibles, (si en 525 Líneas del domingo, ni se tocó entre las actualidades el día de protesta). Nosotros no salimos en todo el día. Sólo tocamos cacerolas de 8 a 9, y creo que en este barrio empezamos nosotros y siguió toda la gente desde el patio interior, por supuesto. Asomarse a la ventana era escuchar a todo Santiago tocando cacerolas….a nosotros se nos abollaron las tapas de tanto golpear. Juan gozaba y todos en general. Ese día no se compró nada….ahora, en las noches la ciudad está “protegida” por militares. De dos a cinco de la mañana hay toque de queda. Mañana te pondré al correo la revista Hoy, quizás puedan publicar algo. Todos los colegios profesionales están por repetir el paro. Inglaterra y EE.UU quieren que todo siga igual, eso dicen… Está lloviendo casi sin parar desde el sábado, hoy es Martes, por supuesto hartas calles anegadas y el canal San Carlos sube peligrosamente.
Viene llegando Juan, me encarga te diga que aunque no entiende mucho tus investigaciones te siente en el tope….está realmente orgulloso de ti, y yo para que decirte…. tú lo sabes.
Me gustó mucho la descripción del paseo campestre. La gaita, el sonido de la gaita en medio del campo es una sensación única, la mezcla de soledad y belleza de la naturaleza. En Hyde Park, en Londres, la escuché tocar; algo impresionante.
A Juan le regalaron un pasaje a Europa, que me dio a mí porque él no quiere dejar el pan en el horno de Indisa…era en SAS pero no hay hasta Agosto asientos, claro que son de esos que podrían dejarla a uno en el aeropuerto hasta el otro vuelo…me hubiera gustado ver a J. Albertito y nietos y guatita al sol en Palma….ahora Lan por no pagar a IATA por no tener plata, parece que ya no irá al extranjero, solo tendrá vuelos nacionales, no es seguro por ahora.
Hasta radio Cooperativa apenas da noticias, (tomaron preso al periodista que cubría Chuquicamata).
Perdona Cristiancito que te escriba tan deshilvanado, desde que empecé a escribirte han llamado cuatro veces por teléfono, la Guille le ha traído comida a Juan, que tiene prendida la radio por si hay noticias. “Pueden volver más de cien exiliados, entre ellos Zaldívar, Gumucio, Huepe”, mejor te agrego el diario de mañana…
En general Cristiancito, estamos tranquilos, estoy segura que pronto Gonzalito tendrá trabajo , y que Álvaro no se meterá en disturbios, tiene tanto que estudiar que no le queda tiempo, (era el que me preocupaba el día de la protesta). Fue bueno que medio Chile viera la película Gandhi, lástima que ese medio Chile no incluye las poblaciones…
Mañana…. (y aquí tuve que dejar la máquina de escribir). Hoy Miércoles
sigue lloviendo. Me encanta tu pieza con otras cortinas. Gracias por escribirnos y aunque J. Albertito no sea expresivo, escríbele porque le hace mucho bien no sentirse tan solo en un país extraño.
Te quiero de aquí a la futura quinta generación tuya
Ximena