Cuando el aliento se torna en una hora brillante

¿A qué edad fallecemos? ¿A qué edad se casa la gente?

A veces leo los obituarios de gente normal –como uno- y me parecen falsos, muy repletos de un lenguaje hueco, mentiroso, que cuesta recordar algo interesante de ellos. Por otro lado son mucho mejores los obituarios relacionados con artistas conocidos, médicos y científicos; ahí aprendo y cuentan un poco más la verdad del personaje. En el The New York Times de hoy, por ejemplo, leo que falleció el Dr. James Holland, pionero de la leucemia pediátrica a los 92 años. Y Barbara Lewalski, a los 87 años, la primera mujer miembro de la facultad en las universidades de Brown y Harvard. Y nos hablan sobre la vida de ellos resaltando los triunfos, pero muchas veces sin esconder los fracasos. Pero en los obituarios del resto de los mortales como uno, creo que sería mucho más interesante si contáramos la firme, e incluso que fueran escritos en primera persona, y que la fama y el reconocimiento –si llegara- que lo hiciera después de muertos. Sería interesante leer un obituario que nos dijera: “he muerto después de un engaño tremendo que sufrí en mi vida”. O confesar sin problemas que “siempre me sentí un médico formidable, pero la verdad es que aprendí a punta de errores, como les ocurre a muchos.” Creo que ahí leería los obituarios de los mortales comunes con muchísimo más entusiasmo. Creo que algo así fue lo que hizo el médico, el neurocirujano Paul Kalanithi, fallecido hace poco, a los 37 años de edad de un cáncer fulminante al cerebro. Escribió un libro casi como un obituario, donde se mostró como un tipo auténtico y muy único, irreemplazable. Mientras sufría la enfermedad escribió su propio obituario, o sus memorias que publicó póstumamente (“When Breath Becomes Air”, o “Cuando el Aliento se Torna Aire”, 2016) que tuvieron gran éxito entre los lectores. En marzo del año 2016 escribí una notita sobre su libro (ver los archivos https://cristianfierro81.com/2016/03/ ) que me impresionó por su valentía y honestidad. Lo interesante es que poco después su viuda, Lucy Kalanithi, leyó un artículo de alguien que estaba sufriendo un drama parecido al de ellos: “Cuando el Sofá es más que un Sofá” escrito por Nina Riggs en el The New York Times (https://www.nytimes.com/2016/09/25/fashion/modern-love-when-a-couch-is-more-than-a-couch.htmlCCCC). Lucy, como experta en el tema, en esos dramas, le escribió una carta a Nina, contándole lo mucho que le había gustado. En el artículo, Nina, una joven madre enferma de un cáncer terminal, contaba sobre su vida, sus miedos, incógnitas, y todo eso mezclado con las decisiones de cómo comprar un sofá. Lo que no sabía Lucy, es que Nina además del artículo, también escribía un libro contando sobre su propia enfermedad, sus sustos y muerte inminente.

Al poco tiempo, Nina fallece a los 39 años de edad y su libro (“The Bright Hour”, o “La Hora Brillante”, 2017) se publica póstumamente y con gran éxito comercial y de crítica; muy parecido a como le había ocurrido a Paul Kalanithi. Pero lo interesante es que antes de fallecer, Nina le habló de Lucy a su marido, John, que estaba pronto a quedar viudo. Es increíble, pero mientras ella preparaba su propio camino hacia la muerte, trató también de ayudar a su marido para cuando este quedara solo. Y le dijo que cuando todo ocurriera, que hablara con Lucy, total ella “ya sabe,” ya ha pasado “por eso”, por algo muy parecido. Y en el artículo del The Washington Post (https://www.washingtonpost.com/entertainment/books/two-dying-memoirists-wrote-bestsellers-about-their-final-days-then-their-spouses-fell-in-love/2018/01/03/3143305a-ebe5-11e7-9f92-10a2203f6c8d_story.html?utm_term=.c61464771bb9) del 3 de Enero de este año, nos cuentan que eso fue lo que justamente hizo John, cuando destrozado por la muerte de Nina contactó a Lucy para pedirle consejos y preguntarle qué cómo se hacía, cómo se escribía un obituario de un ser tan querido. Y así fue como comenzó ha entretejerse una nueva vida para estos dos seres desbastados por la tragedia.

En el periódico comentan que el 31 de diciembre del año pasado, todavía con sus respectivos anillos de matrimonio puestos, los dos fueron a visitar la tumba de Paul Kalanithi, ubicada frente al Océano Pacífico, en California, para escuchar la música favorita de Paul. Y así, con la hija pequeña de Paul y los dos hijos chicos de Nina, celebraron el nuevo año mirando hacia el océano inmenso que tenían enfrente e imaginando una vida en pareja. El autor del artículo menciona que esa relación puede ser descrita como “Cuando el Aliento se Torna en una Hora Brillante” (“When Breath becomes the Bright Hour”). ¿Otro libro?

…..ahora mismo parto a comprar el de Nina.