No se te olvide, tú te vas a morir.

No han sido solamente los olores los que me transportan hacia otros mundos y otros años, porque mucho más efecto me produce la música. Bobby Goldsboro, por ejemplo, y su fantástica melodía “Honey”, donde recuerda a su novia o esposa que ya no está con él, me empuja hacia mi niñez. Y claro, ahora que entiendo la letra de la canción, me hace recordar la muerte, algo que vagamente percibía cuando niño. Ahora que entiendo mejor el inglés, noto que la canción completa es un poema recordándola a ella en gestos cotidianos, simples, como cuando lloraba viendo una teleserie en la TV, o cuando le chocó el auto y pensó que él la recibiría con rabia, pero ocurriría todo lo contrario. Y hasta que llega ese día de primavera y pájaros cuando partió para no verla nunca más. Estaba sola cuando se la llevaron los ángeles, nos canta Bobby, dejándolo a él sin compañía para comprobar solitariamente como crecería vigoroso y también solo un árbol frente a la casa que habían compartido. Y después -como no- llegó “Love Story” a Chile. Otra historia de amor pujante y mucha muerte, donde ella es nuevamente la que fallece debido a un cáncer fulminante. Fue un dramón previsible, pero que me hizo llorar y me acercó la muerte a mi ventana, la llegué a tocar. Recuerdo que era la época de la Unidad Popular y el país estaba tremendamente dividido y convulsionado, donde todos se peleaban, pero curiosamente comunistas y gentes de derecha hicieron cola para salir juntos y conmovidos del cine. Ahí me quedó bien claro que uno se podía morir, y que la gente se moría. Todavía era una película, la muerte era de película, pero había mucha realidad en ese drama, y uno salía contento de estar todavía vivo. Creo que el tema de la muerte y los recuerdos es algo que siempre me ha interesado, me atrae.

En un The New York Times de esta semana, leo sobre un App para usar en los celulares. Consiste en que te manda un mensaje texto cinco veces al día, y sin previo aviso, para recordar tu mortalidad, tu futura e inexorable muerte. “No se te olvide, tú te vas a morir” lee el texto. Y te invita, al presionar con el dedo, a leer una frase o un poema relacionado con la muerte. Al principio la idea me pareció macabra, pero después, pasado el primer susto, leí otro poco más y la idea me intrigó. El App, conocido como, WeCroak, fue creado por Hansa Bergwall, un publicista de 35 años, junto con Ian Thomas, de 27, un desarrollador freelance que vive en Nueva York. Bergwall cuenta que la idea le nació del folklore bhutanés, que aconseja contemplar la muerte cinco veces al día para ser feliz. Hasta el momento cuenta con 9 mil usuarios, y la mayoría –eso es lo curioso- entre los 20 y 30 años de edad. Por supuesto que al final instalé el App en mi celular después de comprarlo por un dólar. El problema es que no me acordaba de esa transacción, cuando por la mañana, despistado y con sueño, tomé el celular entre mis manos. Lo primero que leí fue horrible: “no se te olvide, tú te vas a morir”. Todavía adormilado, me acordé aliviado de la compra anterior y moví la pantalla con los dedos para leer el texto siguiente que me tranquilizó bastante:

“La muerte es el sonido de un trueno distante en un día de picnic.”

W. H. Auden

No está mal como para empezar el día, pensé. Y como siempre le dije a Pilar, ahora más convencido, que tuviera cuidado al manejar por la autopista hacia el trabajo porque había mucha nieve y hielo. Al poco rato me llega otro de Borges. Pero antes, “no se te olvide, tú te vas a morir”:

“Nosotros olvidamos que todos somos hombres muertos conversando con otros hombres muertos.”

Llego feliz a destino después de presenciar innumerables accidentes y más conciente de los peligros, pero feliz de estar literalmente vivo, muy vivo. Noté que en el trabajo aproveché de otra manera el café que tenía entre mis manos, y toqué feliz la taza caliente que me entibió los dedos y obligó a percibir más concientemente el aroma del café, los ruidos, la nieve blanca del invierno.

Todavía no han pasado suficientes días; pero percibo que es bien útil esa idea de recordar mi futura muerte de manera sorpresiva; le da otra dimensión a mi jornada laboral. Así fue como me siguieron bombardeando con otros recordatorios parecidos. Me gustó el que me llegó al final del día de hoy, un viernes, cuando llegaba a casa y estacionaba el auto: “no se te olvide, tú te vas a morir”. Para leer después un texto del escritor chileno (ya muerto) Roberto Bolaño:

“La vida es una sucesión de malos entendidos que nos llevan hacia la verdad final, la única verdad.”

En el fondo el App nos regala pequeños Love Story, pequeñas melodías “Honey”. Lo seguiré usando.

¿Hasta cuando?

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