El Impostor
Muchas veces siento miedo, miedo a que descubran que soy un impostor, miedo a que me delaten, o que repentinamente alguien diga o grite que no soy ese que creo ser. Siento miedo a que me aprecien y me quieran o me combatan por lo que no soy. Miedo a que alguien venga y me quite la ropa a tirones y me muestre lo que soy, con mis carnes al aire, sin camisa, sin corbatas, incluso sin títulos de nada, y me diga ahora anda, camina, corre. Quizás eso viene de mi madre que se refugiaba y se cubría con silencios, con pieles, con mantas gruesas, con capotes negros, guantes de cuero, con sombreros de colores. Incluso ya bastante anciana continuó con esa tradición. Me acuerdo de sus lentes gruesos, sus anillos que también imponían alejamiento, y que se le bamboleaban sobre los dedos frágiles, los dedos esqueléticos de la ancianidad. Siempre me fijé en esa distancia que le gustaba imponer cuando estaba con familiares, con amigos, e incluso con nosotros, pero yo no sabía qué era, o no sabía cómo llamarla. Solo ahora me doy cuenta que era miedo, pero no sé a qué. ¿Fue ella, mi madre, una impostora?
» se refugiaba y se cubría con silencios……» Que bien escrito este pequeño retrato o semblante de tu mamá, Cristián.
Cierto o no cierto, las mamás son lindas siempre, con defectos o virtudes, las madres ya nos tuvieron y nos cuidaron.
Slds