Bajo nuevamente al subterráneo de mi casa, aquí en Northville, Michigan. Me ayuda bajar físicamente al subterráneo, es como si me preparara para entrar a los otros subterráneos, los de mi familia, los de mi pasado, ese pasado que olvido con tanta facilidad, pero que de alguna manera uno cree recordar en sus detalles más íntimos. Quizás por eso, muchos a veces tratamos de reescribir la historia. Parece posible, porque de verdad es bastante poco lo que uno parece recordar, lo que uno guarda en esa cajonera del cerebro. Lo bueno es que ahora me acompañan los gatos, esos animales preguntones que me regalan cierta continuidad con el pasado, con lo vivido, con Santiago, con el cuarto de mi infancia.
Ya en el subterráneo noto que no he sido eficiente al ordenar los papeles, no los he situado por orden cronológico, por ejemplo. Escribía en una nota anterior sobre un relato de mi madre, pero solo ahora lo encuentro. Creo que es justamente el relato que ella comentaba en una nota anterior porque hacía referencia a una oración de San Ignacio, y este relato contiene esa oración. Leo también en otra página -esa que Diego, mi gato que ya entró a la tercera edad, ahora usa como cuna, bien sentado sobre esa página, con su enorme trasero y su larga cola apoyados sobre esa página- que el cuento lo mandó mi madre bajo el seudónimo de Emma Ossa (su abuela) en Junio de 1982 al Certamen Literario Internacional 1982, Macedonio Fernández. El plazo de entrega vencía …… pero no alcanzo a terminar la lectura porque la cola del Diego no se mueve y lo cubre todo; sorry. El Taller Literario lo dictaba Antonio Montero Abt. Por la Internet me entero que su especialidad era la ciencia ficción y que falleció en el año 2013.
Reproduzco “El Encuentro”, aunque el relato no está bueno, la oración de San Ignacio ya la conocía. El cuento anterior, “Vivir con un Recuerdo”, está mejor logrado; pero incorporo “El Encuentro” para evitar la censura y porque uno a veces se equivoca. En el área de los gustos, como los colores, puedo estar errado.
Más adelante reproduzco algunas cartas sabrosas y bastante boconas, y donde espero nadie se enoje, o se moleste. Al menos no mucho, ya no vale la pena enfurecerse demasiado, total pronto vamos a estar todos muertos…. de manera que es recomendable leerlas sin chistar, como si ya estuviéramos a la altura del cajón, o casi listos para conocer ese cajón.
En otra cartas -y qué bochorno, pero no queda más remedio que contarlo sin censuras- mi madre me aconsejaba sobre cómo tratar a las niñas, y me lo escribía a mí, un grandulón de casi 30 años en ese entonces….. pero la verdad es que conocía poco esos territorios, eran vírgenes; ahí fui siempre un principiante, y creo que mis padres también fueron principiantes, siempre lo fueron… y lo más triste es que yo lo sigo siendo. Por otro lado, para mi madre, nadie, ninguna de nuestras respectivas parejas fueron suficientes, nadie llegó a las alturas de sus príncipes o su princesa, y sobre todo a las alturas de Cristiancito. Pero dije que las cartas irían sin censuras, como asumiendo que ya todos hemos emprendido vuelo. Aquí van, aquí las suelto, el Diego ya las ha leído apoyando su trasero. A lo mejor a algunos les recordará una época, otra manera de vivir.
Diego acaba de mover la cola y ahora sí, me deja leer la página; el plazo de entrega de ese relato vencía el 10 de Agosto de 1982. Creo que mi madre lo mandó finalmente al concurso literario, pero en cartas posteriores no lo menciona. Probablemente no sucedió nada. Aquí va.
El Encuentro
“Tomad, señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; vos me lo disteis, a vos señor lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que esta me basta….” una vez más “Tomad , señor y recibid…
He dormido repitiendo la oración jesuita….está amaneciendo o quizás empieza la noche…. Señor, Tú sabes cuanto cuesta aceptar la realidad….Cuando ves el sol entre los visillos, te daré las gracias….Me gusta el agua fresca si alguien moja mi boca reseca…Te doy las gracias por el brazo firme con que la enfermera levanta mis piernas lacias al cambiar las sábanas. Tengo el cuerpo muy cansado. Falta aire, la ventana está cerrada.
Mi mamá me lleva de la mano. El perro ladró. Me escondí dentro de su abrigo, ella se ríe….Señor, envuélveme Tú, ahora. Te quiero llamar a gritos, la voz no me sale, se detiene en mi horror. Nadie me querrá paralítica…. Llévame contigo….Sólo Tú puedes ver que aún soy, por dentro, la niña sana, la mujer joven, la madre trabajadora. Dame tu amor y gracia… que ésta me basta…
Tengo el pecho apretado, falta el aire. Estoy abriendo la ventana. No. No es verdad, solo lo imagino….
Mi papá sonríe, está aquí con el abuelo. ¿No murieron, entonces?….. Me voy con ellos de pesca… no me esperan…. quiero llamarlos…. mi voz no sale. Me siento flotar…. estoy cansada, tengo sueño….Tomad, Señor, y recibid… tengo que ahorrar el aire….
Me envuelven en algo. Con ruedas de goma corren conmigo por curvas, estoy tapada hasta la cabeza con una frazada. Ahora es el tintineo del ascensor. Me aprieta el pecho más fuerte…. el aire está quieto, no sale ni entra. Voy a estallar…. ¿Dónde estoy?.. ¿Dónde me meten?… parece un tubo inmenso…. Ya puedo respirar… doy un alarido…
Alguien pasa su mano por mi frente..
Ya, ya… tranquila…. tranquila….. tranquila…. Ahora está segura en el pulmón artificial…. No volverá a ahogarse…
Puedo abrir los ojos. La luz me ciega….. No fue hoy el encuentro contigo, Señor…
Tomad, señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad…
********
En las cartas que siguen a continuación mi madre menciona a mis hermanos Alberto, Gonzalo y Álvaro y a mi hermana Mónica. Gonzalo acababa de llegar de los Estados Unidos y vivía transitoriamente con Anita, su futura esposa, en la casa de mis padres en Santiago. Parece que también les usaba el auto, y comía rico, y a lo mejor los dos veían harta tele y dejaban platos con restos de pizza helada en cualquier rincón; es decir todo eso, todo eso junto y revuelto, desencadenaría algunos fuegos artificiales y petardos memorables.
Cristián querido 5 de Abril, 1982
Entre que Gonzalo no termina sus estudios por casarse y trabajar aquí –¿donde, en qué?- ahora hemos preferido que se casen y vuelvan a los Estados Unidos por el master.
Comienza el despelote en la economía. A los “Cuescos Cabrera” los llaman Ulloa, por lo de “huyó a”.
Gonzalo con los días en Algarrobo se ve más recuperado. Llegó harto flaco y agotado. Anita avisó a sus padres del matrimonio. No parecen alegrarse mucho. Vienen recién saliendo de la gran fiesta gran del matrimonio de su hermana y están con poca $. Anita quiere por lo menos un cóctel en Frutillar. Su mamá le mandaría el traje de novia de su hermana para que lo transforme.
Me tiene desorientada esto de querer hacer todo “comme il faut”. ¿Visita de estilo?, o sea pedir la novia, no lo haremos, demasiado gasto ir al sur y algo ridículo. Esperamos baste con que vayamos dos o tres días, los de la boda, todos.
Mónica resfriada como todos los lunes. Gonzalo medio histérico; dice que Juan lo hace sentirse culpable, le deja la borra revuelta al ir a dejarlo al hospital en la mañana para quedarse con el auto…. Álvaro también agotado. Creo que la neurosis ataca esta casa. ¿Será inseguridad? ¿Falta del sentido del humor? ¿Cómo generar un clima más alegre? No sé, siento que vivo dando vueltas a la rueda de un molino…. hacer compras, ordenar un poco la casa, etc. Pienso que mañana sí, voy a jardinear, pero llega el otro día, y otro, y prefiero aislarme leyendo… y engordando. Ahora Juan se va a medianoche, o antes, a dormir a tu pieza. He descubierto que despierto muy bien en las mañanas durmiendo con la ventana entreabierta y sin sus ronquidos.
Hoy el día está precioso. Voy a salir a caminar a Providencia o al centro; no pienso hacer mío este clima de tensión. Anita y Gonzalo abajo todo el día, siento que esperan les haga ricos almuerzos o algo por el estilo. Estoy un poco decepcionada de atender a medio mundo; ya llevo años en eso. Ya es tiempo de jubilar. La Mónica no arregla su pieza y la tiene destartalada; debe ser su problema (ayer quedé agotada lavando las alfombras del los baños).
Voy a poner esta carta al correo y a mirar los árboles y caminar al sol. Mañana invitaré a Gonzalo y Anita a Colina, y si no quieren iré sola. Me gusta nadar.
Ayer fuimos con Juan a la Feria del Hogar (en FISA). Fue agotador, más exponentes que público, y mal atendido y caro. Dormimos hasta las 5 de la tarde de lo rendidos.
Cristiancito lindo estoy un poco “depre”. Me cansa este Chile, quisiera un camino con todas las marcas del juego bien expuestas. ¡Feliz tú que estás afuera! Perdona este desorden.
Te quiero
Ximena
…cada vez que salgo, Gonzalo echa a volar su imaginación.
A Gonzalo se le fueron los $2.000 en el fin de semana aquí. Juan se enoja si no le doy más $.
Me inscribí en el Instituto de Providencia en un curso de narrativa contemporánea ($3.600). Ahora avisan que lo postergan. No dan motivo
Cristiancito Santiago 1 de Julio 1982
Me dio tanto gusto hablar contigo por teléfono. ¿Es verdad que no tienes foto de la chica colombiana? Me la imagino delgada, blanca, de pelo ondulado y tierna, ¿es así?
El cerdo de Cerda (un ex diputado DC) entregó la oficina de Huérfanos con Ahumada prácticamente desguazada, sin ni siquiera las luces, y hasta vendió los muebles. El hijo de la Luz Vidal ha tenido que construir dos murallas, arreglar baños, pintar, etc. Esta semana se alfombra y la próxima la amueblo y Juan atenderá su consulta. En dos meses más se retira y ahí tendrá a la secretaria (compramos un teléfono) para atender urgencias neuroquirúrgicas. Este mes de Junio ha estado en casa por vacaciones. Está contento, lleno de proyectos que a veces yo tengo que frenar, como iniciar un seguro de atención médica general…. Imagínate, qué lío sería. Más o menos $2.000 al mes por persona y que si se enferman vean médico gratis. Se necesitaría una infraestructura enorme para contratar, controlar médicos y clientes. ¿Y qué familia chilena podría pagar por persona ese seguro, y que no incluiría exámenes de laboratorio y hospitalizaciones? Por suerte ha visto que es difícil entenderse con cada médico….. Lo de las urgencias neuroquirúrgicas está bien –hace falta- y operarían en cualquier clínica privada.
En dos meses más deja el hospital y queda como profesor de neurocirugía en la Posta Central, creo.
Pasamos el San Juan en el Miramar, mirando el temporal. Se han salido esteros, el de Lo Curro inundó hartas casas y también se salió el Mapocho por Plaza Italia. Y otro estero en Lo Hermida. Tuvieron que ubicar a la gente en colegios y clubes. El mundial ha sorbido los sesos a canal 7 y 13. Ahora quieren liquidar a Santibáñez, el entrenador.
Te envío la revista Hoy. Es triste ver tanto puente destruido y siembras inundadas. Colocan unos puentes militares de metal, transitorios. Creo que algo habrás visto en la TV. Es una sensación de horror y de emoción ver el desborde de la naturaleza. No te escribo más, tengo que poner esta al correo. El día está precioso, el sol inunda la casa.
Un gran abrazo y escribe.
Ximena
Y en la carta que sigue se puede leer más de lo mismo. Me pregunta sobre esa presunta “polola” que fui a ver a Colombia, donde me imagina incluso casado con ella y viviendo con ella…… lo más triste es que ni siquiera nos besamos; era tan cortado (!)…… pero aquí va el texto, y mandado sin censura, como si ya estuviésemos bajo tierra, como le ocurrió a Antonio Montero Abt en el año 2013.
Querido Cristiancito 23 de Julio de 1982
Llegó el suplemento del New York Times, y tu carta dos días antes. Me encanta leerlo, aunque cada vez me cueste más leer el inglés.
Aquí siguen los días entero nublados y lluviosos, con peligro que si sube la temperatura venga el deshielo y las inundaciones. El barro que cubrió Vitacura era fétido a meca…… La gente de Lo Hermida aún está en lugares de emergencia.
Estoy esperando foto de tu polola. Ayer llamé a Juan Alberto, me preguntaba si la conocía por fotografías, le mentí que sí. Te debe resultar un poco triste esto de no poder verla. ¿Sigue estudiando? Me los imagino jóvenes, los padres, y no tan etiquetados como la mayoría de los colombianos. ¿Cierto que él es siquiatra? ¿Cuantos hermanos son? Tú, si se casaran, crees poder trabajar en Colombia, o en los Estados Unidos? No contestes ninguna pregunta si no quieres. ¿Cómo te recibieron? Me los imagino con una inmensa, inmensa, lupa para examinarte mejor. Una comida con mantel de damasco blancos, los abuelos y hartos tíos y tías, observando como coges la cuchara para ver que educación tienes, tratando de no preguntar directamente sobre tu familia…. ¿pasaste por algo así? Una enfermera que se casó con un médico colombiano, al principio vivía asustada, no estaba acostumbrada a manejar sirvientes de guantes. Ahora está hecha una colombiana. Claro que se casó cuando tu naciste….. y ella era totalmente de provincia.
Y aquí no pasa nada nuevo. Ayer me decidí a tener “sin cuenta” años…. al fin. Hoy viene a almorzar Santiago Marshall y en la noche vamos a comer donde Bernardo y Anita Leighton, el trabajo que les daremos…. pero se entretienen. Tienen más invitados.
Se me ha pasado la hora y ya llegó Chago, y no me he vestido. Juan ya no va más al hospital, eso quiere. Jubilar. Y yo por suerte me ha salido este nuevo hobby, escribir. Tengo que sobrevivir.
Un gran abrazo, escríbeme, nos hacen tan felices tus cartas. Dile a Gonzalo que envíe su número de cuenta bancaria. Juan tiene que mandarle los dólares del semestre. Dime si te llegaron los pobres doscientos dólares. Trataré que sean todos los meses.
Aun sigo soñando con comprar una casa en Mallorca y venir acá de visita… pero creo que extrañaría a Mónica, y a Álvaro
Ximena
…….como pueden ver sufrí cuando joven; sufrí y creo que esa fue mi peor época. Y la mujer que me despercudió para descubrir el mundo juntos, para descubrir otras culturas juntos, otras banderas, otras comidas juntos, otra manera de vivir y de pensar juntos, fue Pilar; pero siempre me ha quedado flotando esa triste sensación, esa gran nostalgia de que invariablemente llegó tarde a todo. Y ahora, ahora que se me acaba el tiempo, ahora que han pasado tantos años, noto que llego cada vez menos atrasado a todo. ¿Me llegará la muerte cuando sienta que ya estoy listo, cuando sienta que ya no llego tarde a nada? No lo sé. ¿Lo sabe usted?